Hay
estudios científicos que desmitifican algunas “primeras
impresiones” negativas de la sociedad.
Por ejemplo, un experimento de la University of Queensland en Australia, dejó en claro que escuchar Heavy Metal (o estar en silencio) ayuda a disminuir niveles de emociones negativas, luego de inducir emociones de ira y aumentando los niveles de hostilidad, estrés e irritabilidad.
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Un prejuicio que pierde fuerza
Existe la creencia que las personas que escuchan Heavy Metal tienen más tendencia a ser agresivos, o que incluso tienen un mayor riesgo de suicidarse -como se vio en el documental Sam Dunn, cuando en Estados Unidos perseguían judicialmente a músicos reconocidos del Metal en los 80s, luego de la masacre de Columbine, por ejemplo-.
Al respecto, un estudio señaló que
estudiantes (de 11 a 18 años, con altas capacidades intelectuales)
utilizan el rock y el Metal para alcanzar una catarsis, sobrellevar
emociones negativas y afrontar la presión académica.
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